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Mostrando entradas de 2015

Homo senior. Ancianos en el mundo

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2. ANCIANOS EN EL MUNDO Una visión antropológica sobre la ancianidad (como sobre cualquier otro rasgo cultural) requiere un “rodeo antropológico”. Como bien dice Javier San Martin en su obra Para una superación del relativismo cultural (2009: 63): "El antropólogo sólo podría tener acceso temático a sí mismo como realidad humana, una vez constituidas las clases lógicas [categorías] desde las que hacer las correspondientes preguntas de investigación, lo cual sólo es posible, por otra parte, si el antropólogo se desenraiza, se separa y se aleja de su propia cultura. El rodeo antropológico es, pues, un elemento fundamental en el saber antropológico" (San Martín, 2009: 63). Esto supone que debemos echar una mirada a otras culturas  si queremos entender qué es la ancianidad. En sociedades de cazadores-recolectores como los ¡Kung  (bosquimanos del sudoeste de África), los Kwakiutl (pescadores de la costa noroeste del Pácifico) o los Shoshones que vivían en la parte cen

Homo senior. Estilos de vida

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1.5. Estilos de vida Estos modelos de comportamiento me sugieren la posibilidad de establecer una clasificación que tiene como referencia débil la edad de las personas pero que se refiere a su existencia traducida en un estilo de vida. A diferencia de los grupos de edad o de las etapas de la vida, en este sistema la edad es únicamente un referente: distintas personas con la misma edad pueden incluirse en estilos diferentes. Así, en este sistema Homo crescens (persona creciente) es aquel humano que se encuentra en la etapa de desarrollo físico e intelectual; su edad va desde el nacimiento hasta que culmina su formación para incorporarse al mundo laboral; es dependiente física y/o económicamente; y dedica la mayor parte de su tiempo a su formación y al juego. Homo productor  (persona productora) está integrado en el mercado laboral; ha completado su periodo de formación pero puede dedicar parte de su tiempo a mejorarla; no está jubilado por lo que la actividad a la qu

Homo senior. Modelos de comportamiento social

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1.4. Modelos de comportamiento Algunos autores han analizado el comportamiento del ser humano en acciones concretas estableciendo modelos atribuidos al género Homo pero sin pretender que se trate de una nueva especie a incluir en la taxonomía de Linneo.  Los más conocidos son: Homo economicus . Es una expresión utilizada para referir un modelo y un comportamiento humano racional. El origen conceptual de Homo economicus se remonta al libro 2º de La riqueza de las naciones  de Adam Smith (1776). Su modo de comportamiento, típico de la economía de mercado, sigue patrones opuestos a los de reciprocidad propios de las sociedades tradicionales en las que se practica la economía de regalo. Homo economicus está determinado por tres particularidades básicas:  Maximizador de sus opciones.  Racional en sus decisiones.  Egoísta en su comportamiento.  Homo hierarchicus . Es una aportación de Luis Dumont en su análisis del sistema de castas de la India (Dumont, (1966), que contempl

Homo senior. Grupos de edad

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1.3. Grupos de edad En el Diccionario de la lengua española (DLE) de la Real Academia Española podemos ver que se recogen denominaciones que establecen cuatro etapas de la vida en las que se integran grupos de personas en función de la edad. Así, se supone que la infancia transcurre hasta los diez años de edad, la juventud hasta los treinta y cinco, en que empieza la madurez, que se convierte en vejez a partir de los setenta años. En las ciencias biomédicas se amplía la división teniendo en cuenta aspectos somáticos del desarrollo y se habla (con cierta flexibilidad en las edades) de infancia, niñez, pubertad, adolescencia, juventud, madurez y vejez. En la sociología se establece una división más precisa que facilita la cuantificación necesaria de la población para conseguir una planificación adecuada de las políticas de acción social. Para ello se establecen cuatro grupos: 1ª edad (hasta los 18 años), 2ª edad (desde los 18 a los 65), 3ª edad (desde los 65 a los 80) y 4ª edad (d

Homo senior. El meta-Otro

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1.2. El “meta-otro” de la edad Nos encontramos así con un fenómeno interesante. Es comúnmente aceptado que el Otro de la edad es el anciano. El Otro es siempre el que se enfrenta a nuestra mismidad, a nuestro ego, a nuestra etnia, a nuestra nacionalidad, etc.; en el fondo, para los homínidos siempre ha sido el que compite con nosotros por los recursos escasos de nuestro entorno y para el Homo sapiens que vive en las sociedades complejas, ese Otro es el diferente que, además, casi siempre está en riesgo de exclusión social o excluido. Así, el anciano debe soportar calificativos casi siempre despectivos y vejatorios como: viejo, provecto, carcamal, abuelo, carroza, senil, vetusto y, en estos tiempos, persona mayor que ha sido empleada como palabra políticamente correcta (Ministerio de Sanidad Política Social e Igualdad, 2011). El resultado lógico de este rechazo social se manifiesta en un rechazo del anciano a su mismidad, es decir, él casi nunca se reconoce como anciano (el an

Homo senior. Etapas de la vida

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1. Etapas de la vida El ser humano durante su vida vive un proceso biológico de crecimiento y desarrollo hasta alcanzar la madurez, en cuyo momento comienza su declive progresivo. Pero el ser humano es un ser social y, por tanto, en su tránsito como miembro de una sociedad determinada también va pasando por diversas situaciones que alguien se encarga de clasificar. Homo sapiens es categorizado por medio de etiquetas que sirven a la sociedad para fines determinados pero que no siempre son aceptadas por él. Estas etiquetas, que pertenecen al ámbito de su existencia pero que son atribuidas a su esencia, están normalmente asociadas a su edad de un modo flexible y variable según la disciplina desde la que se haga la clasificación. 1.1. La línea de la vida Una de las posibles categorizaciones sería: bebé hasta  los cinco años; niño hasta los diez; púber hasta los doce; adolescente hasta los catorce; joven hasta los treinta y cinco; adulto hasta los cincuenta y cinco; viejo hasta

Homo senior. Método

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Una vez superada la fase de documentación bibliográfica y estadística en la que recopilé la bibliografía, legislación y normas de uso relativas a los centros de mayores, se hacía necesario conseguir los porteros adecuados para entrar al campo. Presenté un borrador del proyecto de investigación en la Delegación de Tercera edad del Ayuntamiento, facilitándome la Técnico de tercera edad cuantos datos le solicité (regulación municipal de los centros y asociaciones, recursos humanos, materiales y económicos, etc.) y además convocó una reunión con los presidentes de las distintos centros y asociaciones de mayores de la localidad. Todos se prestaron amablemente a colaborar y se convirtieron en los porteros adecuados. Para la obtención de datos utilicé la observación participante en la rutina diaria de los distintos centros; presencia participante en los distintos eventos y fiestas y en algún viaje; e incluso asistencia a las reuniones de la junta de gobierno de una de las asociaciones.

Homo senior. Introducción II

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Sigo y termino con la introducción. Cuando los porteros me dieron acceso al campo y desembarqué en los centros y asociaciones de personas mayores (ya no se llamaban Hogar del Pensionista), me di cuenta de que mi conocimiento del idioma de los nativos no era tan perfecto como yo pensaba aunque mi edad era parecida a la de los más jóvenes. También estoy convencido de que un investigador joven en este campo corre el peligro de ser un extraño al que los nativos tratarían de engañar y que no contaría con la complicidad que mis informantes han demostrado conmigo. Es fácil conseguir datos estadísticos sobre las personas mayores pero las etnografías son muy escasas. Un ejemplo relevante es la obra de Fericgla, Envejecer . Una antropología de la ancianidad , fruto de un trabajo de campo iniciado en 1987 y que se realiza en múltiples localidades de Cataluña (España). De cualquier manera, pienso que es un campo escasamente explorado y necesitado de estudios de caso para actuali

Homo Senior. Introducción I

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Agradecimientos Mi trabajo de campo no hubiera sido posible sin la información e introducción que me facilitaron tanto la Técnico de Tercera Edad del Ayuntamiento de Chiclana de la Frontera (Cádiz) (España), Maite Basallote, como los presidentes de los centros y asociaciones de mayores y del director del Centro de Participación Activa para Personas Mayores, Antonio del Rio. Introducción: La investigación en Antropología social y cultural se basa, como en todas las ciencias, en buscar respuesta a unas preguntas que seguramente nos llevarán a otras preguntas. En este caso, en la preparación del proyecto me hacía estas preguntas: ¿Por qué se crean los Hogares del Pensionista? ¿Necesitan los pensionistas un lugar en el que se ocupe su ocio? ¿Cambian las pautas sociales al convertirse en pensionista? ¿Supone la asistencia al Hogar una sustitución de la obligación laboral? ¿Hay cambios en las relaciones familiares? ¿Asume el Estado del bienestar una actitud paterna

Homo senior (el artículo)

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El día 24 de abril de 2014 fui invitado por el Ateneo Literario, Artístico y Científico de Chiclana de la Frontera (España) en colaboración con el CENTRO DE PARTICIPACIÓN ACTIVA PARA PERSONAS MAYORES "SAN ANTONIO" a impartir una conferencia sobre ancianidad. A partir de hoy iré publicando por entregas el artículo en el que se contiene la misma. RESUMEN: El objeto de este artículo es un ensayo sobre un modelo de comportamiento o estilo de vida que algunas personas adoptan. Está basado en catorce meses de trabajo de campo etnográfico en los centros y asociaciones de personas mayores de Chiclana de la Frontera (Cádiz) (España), entre diciembre de 2012 y marzo de 2014 y está enmarcado en el ámbito de la antropología de la ancianidad. Algunas consideraciones sobre las etapas de la vida y un viaje transcultural y diacrónico a través de la ancianidad servirán de plataforma desde la que se pueden analizar las vivencias y comportamiento de algunas de las llamadas persona

El padre que parió. La equivalencia social

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¿Somos iguales? Una "sociedad igualitaria", según muchos autores marxistas y feministas, sería aquella en la que las personas son "iguales", es decir, no presentan las desigualdades de clase y de género características de las sociedades antiguas y del capitalismo moderno (Parkin y Stone 2007b: 478). Esto ha llevado, en una simplificación incomprensible, a decir que todos somos iguales. En algunos discursos se afirma que somos iguales pero diferentes (?) o, iguales pero diversos. El término "sociedad igualitaria" fue acuñado por Morton Fried en 1967 en The Evolution of Political Society,  en la que parte de que la igualdad es una imposibilidad social. Eleanor Leacock, cuando se refiere a las posiciones de varones y mujeres en las sociedades de bandas, sugiere que ambos eran por igual "autónomos". Prefiere hablar de "autonomía" antes que de "igualdad", porque, según ella, la exp

El padre que parió. Roles de género en el mundo

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¿Qué se espera de tí en función del sexo? Con el sedentarismo y, según muchos autores, con la aparición de la propiedad privada, la casi inexistente división de géneros de las sociedades de cazadores-recolectores se convierte en una marcada división de estatus entre mujeres y varones con atribución de roles específicos. Estos roles determinan el comportamiento esperado de una persona en función, como hemos visto, de su sexo fenotípico con respecto al otro sexo. Así, tendríamos, sin ser exhaustivos: Mujer : Comportamiento sumiso, no tiene ni usa armas, dependiente de su marido, esposa fiel, madre abnegada, dedicada al ámbito privado, ama de casa, dedicada al cuidado de los hijos, monógama o poliándrica (el adulterio se considera muy grave), dedicada a la reproducción de fuerza de trabajo, etc. Varón : Comportamiento dominante, propietario y usuario de las armas de caza y defensivas, libertad de actuación, marido, cabeza de familia, dedicado al ámbito público, trabajo fuera

El padre que parió. La a-filia y la o-fobia

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¿Es la letra "o" un atributo masculino? El lenguaje es una construcción de las personas que se establece por consenso, pero las formas que puede presentar no son inocuas. Worf, en la segunda proposición  sobre el relativismo lingüístico nos advierte que “la lengua no es un mero instrumento para la comunicación, sino que determina el pensamiento” (Velasco H, 2003: 278). La primera de las  “ Recomendaciones generales de utilización de las formas del femenino y del masculino en los oficios, cargos y profesiones ” que se hace desde el Instituto de la mujer es: “Se eliminarán todas las fórmulas androcéntricas y sexistas para procurar asegurar la visibilidad de las mujeres de la mejor manera posible. Para garantizarla, se recomienda no utilizar en ningún caso el masculino como presunto genérico” (Lledó, E.). Una inspección superficial de la publicación Las profesiones de la A a la Z , del Instituto de la mujer, permite observar que se acepta, para las mujeres,

El padre que parió. La profesión ¿esencia o existencia?

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¿Es alcaldesa u ocupa el cargo de alcalde? La profesión es, fundamentalmente, un medio para obtener los recursos necesarios para poder vivir. Se pertenece a una profesión o se tiene una posición determinada. Javier San Martín Sala, en Antropología filosófica , lo explica así: "[...]la inmensa mayoría de las profesiones no son en ellas mismas un valor sino sólo un medio para 'ganarse la vida', es decir, un medio que vale para obtener un dinero con el cual ocupar un lugar en la sociedad. No se busca la profesión como valor estimado por la persona sino como medio. El valor final está en lo que se pretende lograr con lo que se obtiene con la profesión. Toda profesión es una confesión de pertenencia, reconocerse como perteneciente a un grupo al que se 'profesa' [...]" (2005: 323). Con esto quedaría claro que la profesión o la posición social no pertenecen a la esencia del individuo y que son independientes, por ejemplo de su género social. Pero, ad

El padre que parió, El lenguaje sexista

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¿Tiene sentido saludar por separado a mujeres y varones? “Sexista” significa “perteneciente o relativo al sexismo” (RAE). “Sexismo” tiene dos acepciones; en la primera significa: “Atención preponderante al sexo en cualquier aspecto de la vida” y en la segunda: “Discriminación de personas de un sexo por considerarlo inferior al otro”. Las palabras que se utilizan para designar los roles de género pueden analizarse  por su significado y por el uso que se hace de ellas. “Mujer” y “varón”, cuya definición hemos visto más arriba parecen las más adecuadas cuando se quiere clasificar personas por el sexo. “Hombre”, como hemos visto, puede ser aplicado tanto a varones como a mujeres. “Macho” y “hembra” son compartidos por personas y animales irracionales por lo que pueden utilizarse en sentido despectivo. Me parece innecesario señalar que el término “raros” debe ser descartado por ser despectivo pudiendo ser sustituido por “ambiguo”. Pero, ¿es imprescindible clasificar

El padre que parió. El género social y el género gramatical

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¿Es lo mismo "género social" que "género gramatical"? A principios de los años setenta del siglo pasado empezó a utilizarse la expresión "género" para explicar los conceptos de "identidad de sexo" y "roles de sexo" generando una indeterminación/confusión que dura hasta nuestros días. El origen de la la expresión "género" como " género social " lo explica Juan Aranzadi en una nota al pie del libro de Parkin y Stone Antropología del parentesco y de la familia , de este modo: […] La primera feminista que utiliza el término y el concepto de "género" para denunciar lo que denomina basándose en Engels, la "dominación patriarcal" de las mujeres, es K. Miller en Sexual Politics (1970), y lo toma de un libro, Sex and Gender. The Development of Masculinity and Feminity (1968), del psicoanalista Robert J. Stoller, quien lo había tomado a su vez del sexólogo John Money, que propuso, en un art

El padre que parió: El sexo social

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¿Para qué sirve el DNI? Los documentos de identidad tienen dos tipos de datos: los que se refieren a la identidad personal del individuo (datos de filiación y huella digital) y los que se refieren a los derechos y obligaciones legales del individuo. En el primer modelo de DNI español, figuraba: nombre y apellidos, lugar y fecha de nacimiento, nombre de los padres, estado civil (soltero, casado o viudo), profesión y domicilio, siendo el sexo marcado por “D.” o “Dª.” antepuesto al nombre. En el siguiente modelo no figura la profesión (otro día hablaremos de esto) ni el estado civil, y se hace constar el sexo como “V-M” (varón-masculino) o “M-F” (mujer-femenino). Por último, en el modelo “electrónico”, de reciente implantación, se ha añadido la nacionalidad y figura el sexo como “M” o “F” (masculino o femenino). Con esto último se consigue evitar indeterminación (los dos sexos podrían rellenar un formulario escribiendo “M” en la casilla relativa a sexo) pero, de las d

El padre que parió: Sexo y género

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¿Tienen sexo los roles sociales?   Con lo expuesto hasta ahora, podemos entender el género social como un constructo de roles basados en el sexo fenotípico (macho-hembra) y entre cuyas categorías (sin agotarlas) nos encontramos con: hombre, varón, marido, mujer, esposa, madre, persona, humano y, en otras culturas, tercer sexo o tercer género con denominaciones como hijra o berdache (yo prefiero la expresión ambiguo) . Así, por ejemplo, se espera del macho que cumpla los roles de hombre, varón o marido y de la hembra que cumpla los de mujer, esposa o madre. Tanto hembras como machos (como todos los demás) son personas y seres humanos. Pero para  el Otro,  el raro ,  el indefinido , el ambiguo , no existe un rol claro en todas las culturas. Una vez aclarada la relación entre sexo y género social, podemos contestar a la pregunta sobre la satisfacción de Joya Shikder cuando muestra su documento de identidad y entender por qué Norrie May Welby no quería que en el suyo fi

El padre que parió. La Otra desigualdad de género

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Insultos para el ambiguo “El Otro” es esa persona o grupo que no encaja en el “nosotros” construido desde la autoidentidad y la autoexperiencia del propio grupo. “El otro” suele ser visto con recelo y animadversión por no ajustarse a la expectativa de costumbres y valores del propio “yo”. Por eso, para la “otredad” que constituyen los que no se ajustan al patrón varón-mujer existen todo tipo de apelativos que pueden tener un sentido vejatorio, insultante, reprobatorio o jocoso  pero siempre discriminatorio. En la lengua española aparecen numerosos apelativos: • Sustantivos: afeminada, do; barbilindo; capón; machorra; marica; maricón; marimacho; mondrigón; sarasa; virago… • Adjetivos: amanerada, do; amariconado; amujerada, do; asexual; barbilindo; barbilucio; damisela; maritornes… • Sustantivos y adjetivos referidos a la sexualidad del individuo (que son un indicativo de la confusión entre el sexo del individuo y sus prácticas sexuales ): bujarrón; cacorro; gay; homos

El padre que parió: El sexo y el género gramatical

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¿Tienen sexo las palabras? Todos los pueblos utilizan una lengua para comunicarse. Para expresar los conceptos se necesitan palabras y estas palabras se agrupan en tipos. Juan Aranzadi en una nota al pie de Antropología del parentesco y de la familia , de la que es traductor dice: “En tanto que categoría gramatical, 'género’ se utilizó inicialmente con un sentido meramente clasificatorio: en determinadas lenguas como el griego o el latín determinadas clases sintácticas de palabras, como los ‘nombres’ y ‘pronombres, registran flexiones morfológicas diferenciales, regulares y concordantes, que permiten clasificarlas en dos, tres o más ‘clases’ o ‘tipos’ de palabras de las que, por ello, decimos que tienen un ‘género’ diferente.” (Parkin y Stone, 2007: 462).  La asociación simbólica entre sexo biológico y el género gramatical se debe a que en algunas lenguas se eligieran los términos sexuados “masculino” y “femenino” y al hecho de que un pequeño porcentaje de las palabr

El padre que parió. El dominio de género como cuestión cultural

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¿Se puede atribuir el dominio a un género, sin más? Desgraciadamente, el dualismo naturaleza-cultura no ha sido superado hoy en día a la hora de atribuir/justificar comportamientos y actitudes atribuidas al género social.  Javier San Martin, en Para una superación del relativismo cultural. Antropología cultural y antropología filosófica, afirma que   "no hay valores humanos transculturares" y pone en cuestión la idea de normalidad en las conductas: “El trabajo que emprendió Margarett Mead (1935) fue el de demostrar que hasta en puntos que nos pueden parecer tan connaturales como, por ejemplo, los comportamientos sexuales no estrictamente anatomo-fisiológicos (biológicos), no son dados por naturaleza, sino que son relativos a la cultura, desde el momento en que, según muestra M. Mead, se pueden encontrar sociedades en las que los hombres [varones] y las mujeres se comportan de modo semejante, por ejemplo, a como entre nosotros actúan los hombres [varones], tal como

El padre que parió. Breve viaje transcultural y diacrónico por el género

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¿Es el género social igual en todas las culturas? Una visión antropológica sobre el género (como sobre cualquier otro rasgo cultural) requiere un “rodeo antropológico”. Como bien dice Javier San Martin en su obra Para una superación del relativismo cultural (2009: 63) “El antropólogo sólo podría tener acceso temático a sí mismo como realidad humana, una vez constituidas las clases lógicas [categorías] desde las que hacer las correspondientes preguntas de investigación, lo cual sólo es posible, por otra parte, si el antropólogo se desenraiza, se separa y se aleja de su propia cultura. El rodeo antropológico es, pues, un elemento fundamental en el saber antropológico”.  Esto supone que debemos echar una mirada a otras culturas  si queremos entender qué es el género social. Peggy Reeves Sanday en  Escritos para el poder femenino  (1981), afirma que las mujeres ashanti, de Ghana, son muy categóricas respecto a la importancia de su rol de género.  Una informante le