Cronoteo busca religión
Como ya te conté otro día, Cronoteo, que antes se llamaba Sinteo,
creía que Tiempo era el dios al que todo estaba sometido y que ninguno de los
dioses reales o inventados por los seres humanos podía existir sin él.
En la sociedad en la que vivía Cronoteo, no estaba
organizado un culto al tiempo, excepto las reuniones informales para presenciar
la puesta de sol, especialmente en los equinoccios.
Sin embargo, Tiempo era el referente en muchos ritos de su
cultura aunque no se le rindiera culto:
- Ritos de nacimiento en los que se celebraba el inicio del tiempo de vida de cada persona y que luego se rememoraba cada año en la misma fecha como cumpleaños.
- Ritos de paso que marcan los pasos por los distintos grupos de edad En ellos se celebraba el tiempo en que se suponía el acceso al “uso de razón”; el tiempo en que alcanzaba la mayoría de edad; y el rito de la jubilación que suponía el fin del tiempo de la vida laboral de las personas.
- Ritos de iniciación con los que se preparaba el comienzo del tiempo de permanencia en una categoría social determinada, cargo, profesión o dignidad.
- Ritos matrimoniales que celebraban el inicio del tiempo de existencia de una célula de reproducción social.
- Ritos de divorcio en los que se ponía fin al tiempo de existencia de una célula de reproducción social.
- Ritos de solidaridad en los que se pretendía que el tiempo de existencia del grupo se alargara.
- Ritos piaculares en los que se conmemoraba el tiempo en que ocurrió una calamidad o desgracia de grandes proporciones o especialmente dolorosa para un número considerable de personas de la comunidad.
- Ritos funerarios cuyo motivo era el fin del tiempo de existencia de las personas.
Pero todos estos ritos se los habían apropiado las distintas
religiones, de tal manera que los rituales fuera de ella carecían de una liturgia
estandarizada. Cada religión tenía claramente especificado lo que había que
hacer en la mayoría de situaciones significativas y cambios de etapa de la vida
exceptuando la jubilación.
Cronoteo no podía vivir al margen de su sociedad. Él había
sido socializado en una sociedad oficialmente católica y la mayoría de las
personas de su entorno tenían esa religión como referente para los distintos
ritos, aunque no fueran practicantes asiduos de la misma.
Cronoteo se convirtió en católico social. Figuraba en las
estadísticas, aunque no creía en el dios de esa religión ni practicaba su culto habitualmente. Por aquel entonces no sabía si tenía alma y tampoco a quién rezar
Orozco F. 2015
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