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Mostrando entradas de mayo, 2015

El padre que parió. La equivalencia social

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¿Somos iguales? Una "sociedad igualitaria", según muchos autores marxistas y feministas, sería aquella en la que las personas son "iguales", es decir, no presentan las desigualdades de clase y de género características de las sociedades antiguas y del capitalismo moderno (Parkin y Stone 2007b: 478). Esto ha llevado, en una simplificación incomprensible, a decir que todos somos iguales. En algunos discursos se afirma que somos iguales pero diferentes (?) o, iguales pero diversos. El término "sociedad igualitaria" fue acuñado por Morton Fried en 1967 en The Evolution of Political Society,  en la que parte de que la igualdad es una imposibilidad social. Eleanor Leacock, cuando se refiere a las posiciones de varones y mujeres en las sociedades de bandas, sugiere que ambos eran por igual "autónomos". Prefiere hablar de "autonomía" antes que de "igualdad", porque, según ella, la exp

El padre que parió. Roles de género en el mundo

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¿Qué se espera de tí en función del sexo? Con el sedentarismo y, según muchos autores, con la aparición de la propiedad privada, la casi inexistente división de géneros de las sociedades de cazadores-recolectores se convierte en una marcada división de estatus entre mujeres y varones con atribución de roles específicos. Estos roles determinan el comportamiento esperado de una persona en función, como hemos visto, de su sexo fenotípico con respecto al otro sexo. Así, tendríamos, sin ser exhaustivos: Mujer : Comportamiento sumiso, no tiene ni usa armas, dependiente de su marido, esposa fiel, madre abnegada, dedicada al ámbito privado, ama de casa, dedicada al cuidado de los hijos, monógama o poliándrica (el adulterio se considera muy grave), dedicada a la reproducción de fuerza de trabajo, etc. Varón : Comportamiento dominante, propietario y usuario de las armas de caza y defensivas, libertad de actuación, marido, cabeza de familia, dedicado al ámbito público, trabajo fuera

El padre que parió. La a-filia y la o-fobia

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¿Es la letra "o" un atributo masculino? El lenguaje es una construcción de las personas que se establece por consenso, pero las formas que puede presentar no son inocuas. Worf, en la segunda proposición  sobre el relativismo lingüístico nos advierte que “la lengua no es un mero instrumento para la comunicación, sino que determina el pensamiento” (Velasco H, 2003: 278). La primera de las  “ Recomendaciones generales de utilización de las formas del femenino y del masculino en los oficios, cargos y profesiones ” que se hace desde el Instituto de la mujer es: “Se eliminarán todas las fórmulas androcéntricas y sexistas para procurar asegurar la visibilidad de las mujeres de la mejor manera posible. Para garantizarla, se recomienda no utilizar en ningún caso el masculino como presunto genérico” (Lledó, E.). Una inspección superficial de la publicación Las profesiones de la A a la Z , del Instituto de la mujer, permite observar que se acepta, para las mujeres,

El padre que parió. La profesión ¿esencia o existencia?

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¿Es alcaldesa u ocupa el cargo de alcalde? La profesión es, fundamentalmente, un medio para obtener los recursos necesarios para poder vivir. Se pertenece a una profesión o se tiene una posición determinada. Javier San Martín Sala, en Antropología filosófica , lo explica así: "[...]la inmensa mayoría de las profesiones no son en ellas mismas un valor sino sólo un medio para 'ganarse la vida', es decir, un medio que vale para obtener un dinero con el cual ocupar un lugar en la sociedad. No se busca la profesión como valor estimado por la persona sino como medio. El valor final está en lo que se pretende lograr con lo que se obtiene con la profesión. Toda profesión es una confesión de pertenencia, reconocerse como perteneciente a un grupo al que se 'profesa' [...]" (2005: 323). Con esto quedaría claro que la profesión o la posición social no pertenecen a la esencia del individuo y que son independientes, por ejemplo de su género social. Pero, ad

El padre que parió, El lenguaje sexista

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¿Tiene sentido saludar por separado a mujeres y varones? “Sexista” significa “perteneciente o relativo al sexismo” (RAE). “Sexismo” tiene dos acepciones; en la primera significa: “Atención preponderante al sexo en cualquier aspecto de la vida” y en la segunda: “Discriminación de personas de un sexo por considerarlo inferior al otro”. Las palabras que se utilizan para designar los roles de género pueden analizarse  por su significado y por el uso que se hace de ellas. “Mujer” y “varón”, cuya definición hemos visto más arriba parecen las más adecuadas cuando se quiere clasificar personas por el sexo. “Hombre”, como hemos visto, puede ser aplicado tanto a varones como a mujeres. “Macho” y “hembra” son compartidos por personas y animales irracionales por lo que pueden utilizarse en sentido despectivo. Me parece innecesario señalar que el término “raros” debe ser descartado por ser despectivo pudiendo ser sustituido por “ambiguo”. Pero, ¿es imprescindible clasificar

El padre que parió. El género social y el género gramatical

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¿Es lo mismo "género social" que "género gramatical"? A principios de los años setenta del siglo pasado empezó a utilizarse la expresión "género" para explicar los conceptos de "identidad de sexo" y "roles de sexo" generando una indeterminación/confusión que dura hasta nuestros días. El origen de la la expresión "género" como " género social " lo explica Juan Aranzadi en una nota al pie del libro de Parkin y Stone Antropología del parentesco y de la familia , de este modo: […] La primera feminista que utiliza el término y el concepto de "género" para denunciar lo que denomina basándose en Engels, la "dominación patriarcal" de las mujeres, es K. Miller en Sexual Politics (1970), y lo toma de un libro, Sex and Gender. The Development of Masculinity and Feminity (1968), del psicoanalista Robert J. Stoller, quien lo había tomado a su vez del sexólogo John Money, que propuso, en un art

El padre que parió: El sexo social

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¿Para qué sirve el DNI? Los documentos de identidad tienen dos tipos de datos: los que se refieren a la identidad personal del individuo (datos de filiación y huella digital) y los que se refieren a los derechos y obligaciones legales del individuo. En el primer modelo de DNI español, figuraba: nombre y apellidos, lugar y fecha de nacimiento, nombre de los padres, estado civil (soltero, casado o viudo), profesión y domicilio, siendo el sexo marcado por “D.” o “Dª.” antepuesto al nombre. En el siguiente modelo no figura la profesión (otro día hablaremos de esto) ni el estado civil, y se hace constar el sexo como “V-M” (varón-masculino) o “M-F” (mujer-femenino). Por último, en el modelo “electrónico”, de reciente implantación, se ha añadido la nacionalidad y figura el sexo como “M” o “F” (masculino o femenino). Con esto último se consigue evitar indeterminación (los dos sexos podrían rellenar un formulario escribiendo “M” en la casilla relativa a sexo) pero, de las d

El padre que parió: Sexo y género

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¿Tienen sexo los roles sociales?   Con lo expuesto hasta ahora, podemos entender el género social como un constructo de roles basados en el sexo fenotípico (macho-hembra) y entre cuyas categorías (sin agotarlas) nos encontramos con: hombre, varón, marido, mujer, esposa, madre, persona, humano y, en otras culturas, tercer sexo o tercer género con denominaciones como hijra o berdache (yo prefiero la expresión ambiguo) . Así, por ejemplo, se espera del macho que cumpla los roles de hombre, varón o marido y de la hembra que cumpla los de mujer, esposa o madre. Tanto hembras como machos (como todos los demás) son personas y seres humanos. Pero para  el Otro,  el raro ,  el indefinido , el ambiguo , no existe un rol claro en todas las culturas. Una vez aclarada la relación entre sexo y género social, podemos contestar a la pregunta sobre la satisfacción de Joya Shikder cuando muestra su documento de identidad y entender por qué Norrie May Welby no quería que en el suyo fi

El padre que parió. La Otra desigualdad de género

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Insultos para el ambiguo “El Otro” es esa persona o grupo que no encaja en el “nosotros” construido desde la autoidentidad y la autoexperiencia del propio grupo. “El otro” suele ser visto con recelo y animadversión por no ajustarse a la expectativa de costumbres y valores del propio “yo”. Por eso, para la “otredad” que constituyen los que no se ajustan al patrón varón-mujer existen todo tipo de apelativos que pueden tener un sentido vejatorio, insultante, reprobatorio o jocoso  pero siempre discriminatorio. En la lengua española aparecen numerosos apelativos: • Sustantivos: afeminada, do; barbilindo; capón; machorra; marica; maricón; marimacho; mondrigón; sarasa; virago… • Adjetivos: amanerada, do; amariconado; amujerada, do; asexual; barbilindo; barbilucio; damisela; maritornes… • Sustantivos y adjetivos referidos a la sexualidad del individuo (que son un indicativo de la confusión entre el sexo del individuo y sus prácticas sexuales ): bujarrón; cacorro; gay; homos

El padre que parió: El sexo y el género gramatical

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¿Tienen sexo las palabras? Todos los pueblos utilizan una lengua para comunicarse. Para expresar los conceptos se necesitan palabras y estas palabras se agrupan en tipos. Juan Aranzadi en una nota al pie de Antropología del parentesco y de la familia , de la que es traductor dice: “En tanto que categoría gramatical, 'género’ se utilizó inicialmente con un sentido meramente clasificatorio: en determinadas lenguas como el griego o el latín determinadas clases sintácticas de palabras, como los ‘nombres’ y ‘pronombres, registran flexiones morfológicas diferenciales, regulares y concordantes, que permiten clasificarlas en dos, tres o más ‘clases’ o ‘tipos’ de palabras de las que, por ello, decimos que tienen un ‘género’ diferente.” (Parkin y Stone, 2007: 462).  La asociación simbólica entre sexo biológico y el género gramatical se debe a que en algunas lenguas se eligieran los términos sexuados “masculino” y “femenino” y al hecho de que un pequeño porcentaje de las palabr