Homo senior. Re-conceptualizando al anciano


2.2. RE-CONCEPTUALIZANDO AL ANCIANO

En Vejez y cultura Teresa San Román cita la división entre "competente" y "dependiente" de Amoss y Harrell (San Román, 1990, pág. 107) y entre "hábil" y "decrépito" (1990, pág. 197) que son equivalentes a una división entre ancianos activos y ancianos seniles.También establece una definición de tipo universal cuando dice:
“entenderé que la ancianidad es esa etapa última de la vida culturalmente definida y pautada, que el anciano es la persona que se ubica en esa etapa dentro de la estructura de edad de la sociedad, y el envejecimiento el proceso de desarrollo de ese período del curso vital” (Vejez y cultura. Hacia los límites del sistema, pág. 131). 
Esta definición es muy útil para el antropólogo porque tiene aplicación transcultural, pero, por otra parte, hace referencia a una esencia atribuida al individuo, por lo que se supone que  el anciano ES anciano y la única forma que tiene de salir de esa esencia es morirse. Sin embargo, al hacer etnografía el antropólogo advierte que esa categorización conceptualiza una etapa de la vida en que la existencia del ser humano no es homogénea, es decir, hay diversos patrones de conducta que la persona puede adoptar en su existencia. 
Además, aunque la ancianidad es una etapa culturalmente definida, las personas que se encuentran en ella raramente se reconocen como ancianas, y mucho menos como viejas, cuando su estatus, auto-conservación y autocontrol, y calidad de vida tienen un nivel aceptable para ellas. Todos los informantes en mi trabajo de campo aseveran que sus padres, con la edad que ellos tienen en la actualidad, eran “unos viejos”; nadie ha pronunciado en mi presencia la palabra anciano que parece atribuirse al estado de senilidad o, lo que es lo mismo, a la proximidad de la muerte.
Las palabras utilizadas para conceptualizar esa “etapa última de la vida” se van sobrecargando de significado negativo con el uso. En la política social de la administración se ha buscado una palabra para designar a los ancianos hacia la que no muestren rechazo. De este modo se ha llegado a una categorización de “personas mayores” sin caer en la cuenta de que con el tiempo será también rechazada. Además ya hemos visto que la palabra “mayor” igual que “viejo” se aplica a personas, animales o cosas y que lleva implícita la comparación con otros.
En mi trabajo de campo me he encontrado con un ser humano que ES “anciano” para el antropólogo;“viejo” para el edadismo; “pensionista” o “improductivo” para el neoliberalismo económico y “jubilado” o “mayor” para la administración; cuya mismidad no suele reconocer esos atributos y que sigue un estilo de vida que he optado por denominar ‘Homo  senior’.



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