Cronoteo y la trinidad coexistencial
Había reflexionado sobre la coexistencia y llegó a la conclusión que él era un Coexistente. También lo había hecho sobre el Azar y supo que era un Coexistente aleatorio. En este punto, su razonamiento le mostraba que su dios (Tiempo) no era el único que regía su coexistencia. Tiempo, Azar y él mismo estaban interrelacionados formando una Trinidad indisoluble.
Muchos científicos le habían explicado que el tiempo no era eterno. La teoría de la relatividad los había llevado a la conclusión de que el tiempo cosmológico había tenido su origen en una explosión (big bang) en la que la materia empezó a expandirse bajo unas determinadas leyes que se originaron en ese preciso instante. Respecto al fin del tiempo no se ponían de acuerdo; unos decían que no existían teorías fiables para predecirlo y otros que acabaría cuando, al finalizar la expansión, la materia regresara al estado inicial en lo que sería una implosión.
En lo que sí coincidía la mayoría era en que el tiempo era relativo (cada individuo tiene el suyo) y en que el momento del big bang fue un suceso aleatorio. Esto encajaba con su forma de pensar de mamífero y le permitía simbolizar su idea del “soplo creador” en el Azar. Así, Cronoteo podía definirse como un suceso definido por el espacio y el tiempo, materializado por el azar.
Cronoteo, como Coexistente, se dio cuenta de que no ocupaba el centro de nada (el antropocentrismo es una banalidad). Coexistente dispone de un Tiempo que está sometido a Azar y de un Azar que necesita de Tiempo. Nadie puede ocupar el centro. Cronoteo pensó que al menos tenía capacidad para hacer mejor su tiempo y también para realizar acciones que permitieran reducir las probabilidades manejadas por Azar (otro día hablaremos sobre esto).
Pero, Cronoteo ya sabía que coexistir no era lo mismo que vivir y se puso a reflexionar sobre la trinidad de la vida.
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