Cronoteo y su coexistencia
Un día, pensando sobre su existencia, se dio cuenta de que no estaba solo. Había muchas otras personas cuyo Tiempo coincidía con el suyo. Su existencia coincidía con la suya, es decir, todos coexistían. Cronoteo era un Coexistente.
Cronoteo había leído sobre la unidad psíquica de la humanidad y sobre el alma compartida y se percató de que si era un ser humano se debía a que coexistía con Otros y compartía su cultura. Pero, esos Otros no eran solo aquellos con los que cohabitaba o convivía.
Su tiempo de coexistencia empezó el día en que Azar hizo que fuera concebido y se prolongaría, casi con toda certeza, más allá de su fallecimiento. Sabía que coexistir no es lo mismo que “vivir-con”. La coexistencia se produce cuando hay alguien consciente de la existencia de otro o de sus obras. Por eso, por ejemplo, Pitágoras coexiste con cualquiera que utilice su teorema para resolver un problema relacionado con un triángulo rectángulo y cualquier persona fallecida coexiste con las personas vivas que la recuerdan. Por eso, también, la “muerte” (el fallecimiento) sólo es el final de la vida y no de la coexistencia.
En este punto de su reflexión pensó que el dios Tiempo es mucho más amable y benigno que otros dioses dados a premiar y castigar, con premios y castigos “eternos” personalizados en el individuo, olvidando al resto de la humanidad que lo compadece.
Para los creyentes de Tiempo solo mueren los que han desaparecido, es decir, los que han sido olvidados. Por esto Cronoteo estaba decidido a no olvidar a sus seres queridos fallecidos y a realizar cuantos actos y obras le fueran posibles para ser recordado (así él nunca moriría).
Pero ¿por qué había nacido Cronoteo? ¿por Azar o con la participación de algún dios?
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