Tradizonia reflexiona
Tradizonia era un humano de espíritu conservador. Pensaba que las tradiciones eran un legado recibido de sus ancestros y que eran manifestaciones culturales de su sociedad y por ende dignas del máximo respeto. Nacionalisto le había dicho un día: “si amas a tu Patria ten en cuenta que tu cultura es la mejor del mundo y que tienes que respetar sus costumbres (cuyas raíces se pierden en la lejanía de los tiempos) por encima de todas las cosas”.
Pero Tradizonia había conocido otras culturas, se iba haciendo mayor y empezó a pensar por su cuenta. Se fue percatando de que muchas tradiciones habian sido abandonadas por sus seguidores y que otras eran inventos que no se remontaban más allá de una generación, vamos, que eran tradiciones inventadas por los localismos que luchaban contra la globalización.
Tradizonia sabía que una de las tradiciones más antiguas del mundo era la de realizar sacrificios humanos. Conocía los ritos aztecas y mayas en los que se sacrificaban seres humanos (especialmente enemigos) con la intención de satisfacer a los dioses y “de paso” aterrorizar a los pueblos vecinos. También que los judíos lo hacían hasta que (afortunadamente) Abraham sustituyó a su hijo por un cordero.
Un amigo suyo, que era antropólogo, le explicó que mitos, religiones y política siempre habían estado en connivencia y que los sacrificios humanos eran una de las formas en que se procuraba la supervivencia del grupo. Le contó que en las sociedades de cazadores-recolectores se sacrificaban los infantes (especialmente niñas) como forma de controlar la población hasta los niveles que permitían los recursos disponibles.
Tradizonia se dio cuenta de que actualmente se siguen produciendo sacrificios humanos. Las personas que se autoinmolan con el fin de producir terror son premiadas con ofertas económicas para sus familiares y conducidas al cielo por los ángeles. Ya no le cabía duda de que poder y religión iban unidos en muchos casos.
Tradizonia se percató de que había otras tradiciones culturales que no le gustaban:
- Ablación de clítoris e infibulación.
- Circuncisión obligatoria.
- Lapidación
- El “pie de loto”, resultado de vendar los pies de las niñas.
- Realizar orificios en las orejas de los bebés.
- Novatadas humillantes.
- Espectáculos con derramamiento de sangre obligatorio (como las luchas de gladiadores, entre otros muchos).
- Etc., etc., etc.
Por fin, dio con la clave del asunto. Las tradiciones nacen en una sociedad concreta que tiene una cultura heredada, que vive en un entorno concreto y que dispone de unos recursos determinados. Cualquier cambio en esos rasgos permite que las tradiciones nazcan, se modifiquen o mueran.
Tradizonia pensó que el hecho de que una costumbre cultural haya sido realizada durante mucho tiempo, hasta el punto de ser considerada una tradición, no le otorga la categoría de digna y aceptable a perpetuidad. Decidió aceptar solamente las tradiciones que cumplieran las siguientes condiciones:
- Sean libremente aceptadas por todos los participantes.
- No tengan como finalidad previsible la muerte de personas o animales.
- No produzcan daños físicos o mentales irreparables.
Tradizonia concluyó que el mundo estaba lleno de tradiciones culturales que proporcionaban alegría, esperanza y confraternidad sin necesidad de producir daño o muerte y como prueba de su cambio de posición decidió cambiar su nombre por el de Tradizmundo.
Ahora, con su nuevo nombre, pensó que algunas tradiciones deberían ser modificadas para que resultaran dignas y aceptables.
Ahora, con su nuevo nombre, pensó que algunas tradiciones deberían ser modificadas para que resultaran dignas y aceptables.
Orozco, F. 2016
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Completamente de acuerdo con Tradizonia.
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