Cronoteo es laico

Ya te he contado que Cronoteo no creía en los dioses creadores del mundo y de sus leyes. También que había buscado una religión que le guiara en su Tiempo y le resolviera todas sus dudas existenciales, sin encontrarla.

Aunque reconocía la bondad de muchos de los mandamientos, prescripciones y consejos de la mayoría de las religiones, las evidencias científicas de su Tiempo le impedían aceptar la posibilidad de la reencarnación, la existencia de un alma independiente del cuerpo o la necesidad de abstenerse de cortar el papel higiénico en sábado, entre otras muchas cosas.

Por otra parte, Cronoteo era reacio a aceptar “verdades” procedentes de libros sagrados de procedencia incierta o de sueños de iluminados. Sin embargo, reconocía que fueron una solución para la convivencia de los seres humanos en épocas en que el conocimiento científico era muy limitado.

Algunos acusaban a Cronoteo de inmoral y falto de ética por ser laico. Pero lo hacían porque desconocían la existencia del código laico, que se basa en el consenso social y no en una inspiración divina.

Cronoteo les explicaba que el laicismo supone una visión positiva y activa del mundo recogida en un código de valores. Y que el código laico era (es) una aspiración más que una realidad social (como ocurre con todos los códigos religiosos) y que en él se establece el dogma laico constituido por los Derechos humanos.

El ideal laico, les decía, adopta un compromiso con la verdad, la compasión, la igualdad, la libertad, la valentía y la responsabilidad del siguiente modo:

Verdad:

·         Es el compromiso más importante del ideal laico y establece una diferencia tajante entre verdad y fe. La verdad se obtiene por la ciencia laica que se basa en la observación y en la evidencia científica. A diferencia de la verdad absoluta revelada que no admite dudas (se desmoronaría si lo hiciera), la verdad laica acepta sus sombras y reconoce sus errores cuando se demuestran.

Compasión:

·         El ideal laico supone un fuerte compromiso con la compasión. El laico no mata ni hace daño a otros no porque lo prohíba algún dios o una ley terrenal sino porque produce sufrimiento. A modo de ejemplo, el código laico no permite matar a pedradas a una mujer adúltera aunque esté escrito en algún libro sagrado.

Igualdad:

Cronoteo incluía este compromiso en su concepto de equivalencia social, que engloba, supera y matiza el de igualdad a secas, que se ha vaciado de contenido. El estado de equivalencia social contiene los siguientes conceptos:

•        Universalidad: Es aplicable a todos los seres humanos.
•         Semejanza: La universalidad tiene sentido porque se considera que todos los seres humanos son semejantes entre sí.
•         Igualdad: Todos los seres humanos tienen igual valor. Esto implica igualdad de trato y oportunidades.
•         Diversidad: Cada grupo social y cada individuo es portador de rasgos, costumbres y creencias que lo hacen único y diferente (aunque no necesariamente mejor). La equivalencia social no puede coexistir con la discriminación por razón de edad, género, sexo, sexualidad, etnia, costumbres o religión.

Libertad:

·  El compromiso laico con la libertad exige la libertad de pensamiento, investigación y experimentación que permite escapar del corsé físico y mental impuesto por las creencias inspiradas en los libros sagrados.

Responsabilidad:

·  La mayoría de las religiones explican que todo está escrito en algún sitio y que es su dios quien decide lo que va a ocurrir y cuándo ocurrirá a pesar de lo que hagan los humanos. Esto supone, de facto, una exención de responsabilidad (¡dios lo quiere!).

·  El código laico no acepta que un poder divino se encarga del mundo. El deber del humano laico es responsabilizarse, buscar soluciones a los problemas y aceptar su culpa sabiendo que el perdón solo se alcanza reparando el daño.

Valentía:

•         Es imprescindible para luchar contra los prejuicios y los regímenes opresivos y para admitir la ignorancia.
•         El laico debe vencer el miedo a lo desconocido sin ampararse en las verdades absolutas contenidas en los libros sagrados.

Cronoteo era compasivo, igualitario y responsable, y defendía con valentía su libertad para buscar la verdad.

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