Facebook y la coexistencia. Conclusiones

3. Conclusiones

Los usuarios de facebook van desde los que no saben que están jugando en un mundo virtual (la mayoría) hasta los que utilizan el medio para intereses no altruistas. Ya hemos visto, a lo largo del artículo, cómo las publicaciones de los usuarios se pueden poner en relación con los fenómenos del trabajo, dominio, muerte y amor. También las hay que son claramente un juego (resolver un enigma, encontrar objetos…). Pero no hay duda de que el usuario juega solo en un mundo virtual aunque momentos, días o meses más tarde otro usuario “entre” en su juego y muestre uno de los seis estados posibles (me gusta, me encanta, me divierte, me asombra, me entristece o me enfada); haga un comentario (que puede no ser leído por el autor de la entrada) o, en lo que aparentemente puede entenderse como la ruptura de la virtualidad, llegue a compartirlo (a hacerlo suyo).

 La soledad que experimenta el “jugador” se manifiesta en los mensajes que aparecen de vez en cuando reclamando atención: “… quiero comprobar quienes son realmente mis amigos… si lees esto cópialo en tu muro…”. La falta de reacciones a un comentario, foto o video son una prueba de la virtualidad que muchos usuarios no entienden. Les deprime desear “buenas noches” a todos sus “amigos” y obtener similar respuesta a la que obtienen en sus oraciones. A lo máximo que puede aspirar el usuario es a una intersubjetividad diferida en el tiempo, siendo el mínimo que algún “voyeur” vea su mensaje sin dejar constancia de su reacción.

La coexistencia virtual de facebook es un espejo de la coexistencia humana en lo que se refiere a la intersubjetividad. Los mensajes pueden verse aunque su autor haya fallecido e incluso pueden provocar la reacción de otro usuario. Esto es un claro ejemplo de la diferencia entre coexistencia entre vivos y la coexistencia con los fallecidos, caracterizada por la imposibilidad de la intersubjetividad.

¿Es facebook un juego peligroso? El usuario “se desnuda” ante un público desconocido (sus “amigos” virtuales). Muestra imágenes personales y de su familia; cuenta sus actividades; expresa sus opiniones y gustos; y también informa sobre su ubicación y viajes, en un mundo en el que el dataísmo ya es la religión dominante. En facebook, como en el juego presencial, también hay jugadores tramposos. El voyerista de facebook se limita a pasar por los comentarios ajenos sin manifestarse, en lo que puede interpretarse como indiferencia o, en el caso de los jugadores avispados, un saber “nadar y guardar la ropa”. El aumento del número de voyeristas y las consiguientes quejas de los “desnudos” se explican porque los jugadores avispados se han dado cuenta de la voracidad del dataísmo y del peligro que supone caer en sus garras ávidas de datos necesarios para conseguir el dominio de la humanidad. Otra forma de verlo es que la expresión “amigos” es poco afortunada o, mejor aún, engañosa.

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